lunes, 24 de mayo de 2010

esos ojos negros

ellos, vestidos de inocencia, simulaban cada tanto no prestar atención.
ellos, tan vívidos y bellos, escondían risueñas alegrías, lágrimas abatidas, un misterio especial.
ellos, ellos sí sabían, si te veían entendían en un silencio abismal.
y yo sentía, que en lo profundo de ese marrón oscuro algo disimulado aún dormía...
y con las mañanas, abrigados por el sol, aprendí a decifrar lo que aquellos ojos negros guardaban.
una magia sin dimención, un espíritu sin control... tantas palabras , tanto saber, que me cuesta entender, cómo fue que no lo ví antes.
esos hermosos ojos negros, llenos de ternura, amor y locura, de sueños gigantes, de historias apasionantes, tan sabios, tan especiales... hoy son cristales que me hablan sin decir, que me entienden sin tener que hablar, que me escuchan, que me leen, son esos ojos negros que me enloquecen... los que me hacen tan feliz.
es un misterio tan diáfano, que cuesta expresarlo con palabras

jueves, 20 de mayo de 2010

el cambio

la vida, la vida está llena de sorpresas, llena de recovecos y caminos vírgenes, y si en algún momento te proponés abanzar, tarde o temprano te vas a encontrar con alguna traba, alguna bifurcación, y vas a tener que elegir.
mientras te tomás el tiempo para meditar qué sendero escojer, van acercandose esos fantasmas con los que no sabes cómo lidiar aún, una nube de murmullos constantes, de miedos figurativos, de temor a elegir mal...
pero después de todo, le erraste de camino, podes volver no? implica tiempo, lo sé... pero si le erraste en el cambio, tenés la oportunidad de regresar y elegir de nuevo?

elegir, todo un tema, con tantas cosas para decir, y ninguna concreta. el cambio empieza dentro de uno, se anida un poco en las entrañas, crece con cada bocanada de aire, y es cuando en tu lengua se empiezan a pegar palabras ajenas a tus actos, que tu cuerpo está gritando por un cambio.

pero, si le erras, habrá tiempo de volver atrás?

jueves, 6 de mayo de 2010

De las formas de hablar prefiero la del alma

En cada pincelada, cada nota, cada palabra, florece nuestro interior.

Algunos dicen que la música es el lenguaje del alma, yo misma he pronunciado tales palabras creyéndolas tan propias como las del autor, pero me pregunto si tal vez el alma hablara varios idiomas. ¿Qué sucedería si dominara a la perfección otras lenguas extranjeras? ¿Seguiría siendo la música su lengua origen, o también podría manifestarse en distintas formas con igual majestuosidad?

A veces una pintura nos impacta y nos deja reflexionando, en especial aquellas surrealistas que no dejan bien en claro qué son, ni qué no son. Deseamos descifrar qué intentó transmitir el artista, y como críticos prestamos atención a cada detalle, cada combinación de colores, cada textura; en busca de apreciar aun más la obra, o en busca de conocer esa sensación que se proyecta desde nuestro interior. Puede gustar o no, pero de cualquier manera nos hace pensar en un montón de cosas antes para decidirlo.

Por otra parte, a veces es un escrito quien nos roba una lágrima, una sonrisa, la seguridad de no ser la única persona que siente determinadas cosas, sino que alguien más ya las vivió. Las palabras pueden ser tan sabias que de cuando en cuando asustan. Llegan tan profundo dentro de nuestro ser que solemos releerlas para absorber hasta la última gota de ellas, intentando así satisfacer esa necesidad imperiosa de comprender y ser comprendidos.

En determinados momentos, la belleza de una pieza musical toca “algo” dentro nuestro y despierta una cantidad sin número de emociones. Nos trae recuerdos, olores, y hasta en ocasiones alguna que otra lágrima también. ¿Sería justo eso lo que el artista intentó trasmitir? ¿O simplemente son conjeturas propias?

¿Será que tal vez cada uno lee lo que necesita leer?

Y ¿qué sucede cuando somos nosotros quienes deseamos hablar? ¿Escribimos, cantamos, o dibujamos nuestras palabras?

A veces un amargo entre amigos no alcanza para desagotar el alma y necesitamos descargar de alguna otra manera. Uno puede decidir agarrar una pluma y un papel amarillento para permitir que los sentimientos fluyan en forma de prosa; o meter la mano en un tarro de pintura, y enchastrarse a sí mismo para sentirse parte de cada color. Puede sentarse en el piano y probar armonías, tocar con fuerza cada tecla hasta que el sonido flote en el ambiente y ya no se sienta nada más. La cuestión esta en encontrarse a sí mismo y charlarse. Es delatar al inconsciente y animarse a ser.

No debería existir rivalidad entre las diversas formas de hablar. No por gustarnos más unas que otras son mejores o peores. Simplemente son distintas. En nuestra era, diversos personajes ilustres le han dado un lugar especial a la música en sus pensamientos. Grandes filósofos como Schoupenhauer, Adorno, Bolch y Nietzche fueron influidos de sobremanera en muchas de sus obras, aludiendo a la importancia de la música como el tejido de sus escrituras.

Debo admitir que coincido con Nietzche al afirmar que no podría vivir sin la música, pero discrepo en parte con él cuando sostiene que la música nunca estará a merced de la poesía, y que aunque se la golpee, se la taladre o se la atormente como ruido, como redoble de tambor, es decir, en sus grados más groseros y sencillos siempre la vencerá y la rebajará a un mero reflejo suyo. No considero que debiera generalizar de tal manera, puesto que no podemos negar que la lírica tiene un peso importante al hablar.

Artistas como Spinetta demuestran que sí existe esa sublime conexión entre la música y la palabra. La falta de una coherencia narrativa en sus obras puede ser aborrecida por varios y alabada por tantos otros. En sus letras se observa la evidencia de un automatismo en la escritura y se destaca una ruptura del sintagma, se hace patente la intención de seguir un juego surrealista. Tanto su música como su lírica se complementan de manera tal que llegan a cada uno en forma distinta e igual a la vez. Logran sacarte un escalofrío y erizarte la piel. No quiero caer en pecado de ignorancia y dejar de lado a tantos otros que demuestran esta unión entre la música y la palabra, sino que solo por admirar las metáforas ocultas en sus letras, muchas de ellas inspiradas en pinturas y obras ya escritas (por ejemplo de Antonin Artaud, Van Gogh, entre otros). En tiempos donde la lírica sufre desiluciones, artistas como el flaco realzan su significado.

La multiplicidad de lenguajes nos permite hablar en varios idiomas a la vez, cada cual tiene su manera de expresarse. Algunos lo hacen a través de las palabras, otros prefieren callar y dejar que sus manos pinten sus pensamientos, y algunos otros nos permiten oírlos en melodías. Pero lo importante es hacerlo, es dejar que el pájaro azul salga de su jaula tan solo unos instantes, es abrirse a un campo lleno de sonidos consonantes y vocales, y de imágenes intuitivas. Es ser uno mismo, y amigarse con su yo. Es ser libre para expandir los límites auto-impuestos y abandonar el temor a los prejuicios. No sirven los jueces en el arte, porque cada obra nace por una necesidad interior, para sí mismo.

“El lírico canta como canta el pájaro, por una necesidad interior y enmudecerá si ante él se planta un oyente curioso.”

No debería preocuparnos a quien más llegará, sino salir de ese mundo en el que nos ocultamos a reflexionar y animarnos a cantar, a tocar, a pintar; solo para satisfacer nuestra propia necesidad, y no la de los demás. Sólo para ser nosotros mismos, y aprender a hablar el lenguaje del alma, para contar las cosas más profundas y dejar que nuestro pájaro azul respire libertad.

domingo, 2 de mayo de 2010

La mala racha



"Mientras dura la mala racha, pierdo todo. Se me caen las cosas de los bolsillos y de la memoria: pierdo llaves, lapiceras, dinero, documentos, nombres, caras, palabras. Yo no sé si será gualicho de alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en irse y yo ando de pérdida en pérdida, pierdo lo que encuentro, no encuentro lo que busco, y siento mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna distracción."




Eduardo Galeano