jueves, 23 de diciembre de 2010

Epecuen.

Hace unos días, visitando otro blog (De una foto hice un tesoro) me encontré mirando con otros ojos, un lugar que conocía bien, y reviví esa piel sensible frente a los bellos erizados, ese frío repentino que se arrastra por la espalda, hasta consumirte la nunca... Epecuen, las ruinas de una vida pasada, los escombros del lugar en donde hace casi treinta años se respiraba alegría. Un espacio creado por el hombre, y arrebatado por la fuerza de la naturaleza.

Es recorrer un pueblo fantasma, cargado de historia viva... es transitar la destrucción misma, los restos moribundos de generaciones, es pensar en guerra, y tratar de meterte en la cabeza de esas personas que de golpe no sólo perdieron todo lo que tenían, sino que al mismo tiempo se les arrebataron la posibilidad de caminar entre los recuerdos, de no volver a ver esa esquina, de no volver a tomar un trago en ese bar, de no caminar más por esa calle.


No se quién fue la persona que colocó así estas cosas, pero me conmovió totalmente

El cementerio, la pérdida más grande que tuvo el pueblo, sus antepasados que quedaron ahogados en la destrucción de madre natura.

1 comentario:

  1. Empecé a responder tanto en mi blog como en los ajenos, para asegurarme de que lean las respuestas :).
    Que buenas fotos sacaste, me gustaron mucho.
    Hay gente que desde hace un tiempo, que empezó a bajar el agua, volvió al cementerio. Reencontraron y reconstruyeron tumbas de sus familiares y ahora los van a visitar ahí. Por lo menos ahora los pueden ir a visitar. Que triste debe ser no poder siquiera ir al cementerio porque está todo inundado :S. Creo que vos ya me habías comentado esto, pero bueno, sino, te lo cuento :P.

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