viernes, 30 de diciembre de 2011

Un brindis por lo que se va y por los que nos deja.

El tiempo tiene huecos que nos dejan espiar un rato las personas que fuimos, y despertar esos recuerdos que duermen en el museo de nuestra historia. Quizás no haya sido el mejor año, pero uno descubre que de a poco la vida nos enseña y que, a pesar de los golpes, uno siempre aprende.
Uno aprende a convivir con algunas ausencias, a no reparar en la distancia, a esperar deseosos ese abrazo de reencuentro. Aprende que hay vacíos imposibles de llenar, que no hay tiempo capáz de suturar la herida que dejan, y que hay ausencias que simplemente se sobreviven. 
Uno aprende que algunos días son una caricia para el alma, que a veces la lluvia se prolonga demasiado, y que por más oscura que nos parezca la noche, después de un rato amanece. Uno aprende, sí; aprende que después de cada día uno nace distinto y que, a su vez, es dueño de hacer lo que quiera con esa diferencia.

A pesar de cada pérdida, a pesar de las ausencias, aprendí el valor de un abrazo, de una mirada, de una sonrisa.
Aprendí que por mejores que sean los consejos que uno pretende dar, de nada sirven si no los aplica a sí mismo. Que a veces no se puede remendar un corazón, pero sí se puede ayudar a juntar los pedazos vencidos. Y que por más absurdo que parezca un sueño, si se lo persigue puede volverse una verdad.
Aprendí que soy mucho más fuerte de lo que imaginaba, pero mucho más vulnerable de lo que me creía. Que a veces mi mayor miedo fue animarme a sentir. Que las pequeñas cosas, cuanto más simples más hermosas. Que una sonrisa puede enseñarte a vivir.
Aprendí que no importa cuánto falte, lo maravilloso del viaje es el trayecto. Que el amor no entiende de pretextos. Que uno elige qué pasos seguir. Aprendí que es mejor vivir sin miedo a la locura, a desconfiar de la cordura, a no temerle al silencio. A no contar los días, a olvidarme de las horas, a dormir sin culpa. Aprendí de ese abrazo y de esa lágrima porfiada que las personas no se extirpan del corazón. Que hace falta mirar al cielo, que un "te quiero" nunca sobra, que el dolor no es una sombra, que el viento puede ser canción. 

Y por eso mismo brindo. Por saber que, aunque al caminar descalza puedo lastimarme, vale la pena sentir. Por cada persona nueva que llegó a mi vida, por cada batalla ganada y por cada perdida también. Por las amistades de siempre, por poder extrañar, por aquel llanto que no supe ocultar. Brindo por los abrazos, las miradas, las sonrisas, los latidos. Brindo por poder elegir quién quiero ser, cada día.

Sea lo que sea que nos depare el 2012, que nos deje una sonrisa. Y si le toca regalarnos tormentas, que por lo menos tenga la delicadeza de traernos las fuerzas necesarias para sobrevivirlas. 

jueves, 22 de diciembre de 2011

Gente necesaria

Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales.

Que con solo sonreír entre los ojos
nos invitan a viajar por otras zonas
nos hacen recorrer toda la magia.

Hay gente que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa
sirve el puchero, coloca guirnaldas.

Que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta los confines del alma
alimenta una flor, inventa sueños
hace cantar el vino en las tinajas
Y se queda después como si nada…

Y uno se va de novio con la Vida
desterrando una muerte solitaria
pues sabe que a la vuelta de la esquina
hay gente que es así… tan necesaria.

                     
Hamblet Lima Quintana.             

lunes, 12 de diciembre de 2011

Pequeña muerte.

"(...) Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace."

E. Galeano.

miércoles, 19 de octubre de 2011

W. H. Auden

Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message: [She] Is Dead,
Put crepe bows round the white necks of the public doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.

[She] was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest,
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last for ever: I was wrong.

The stars are not wanted now: put out every one;
Pack up the moon and dismantle the sun;
Pour away the ocean and sweep up the wood.
For nothing now can ever come to any good.

Tu alma es ahora mi estrella...

miércoles, 5 de octubre de 2011

todavía no acepto que te quiero.

“Quizá esa luz fuese para mi otra tortura
quién sabe cuantas cosas nuevas mostraría”
                         Kavafis

domingo, 2 de octubre de 2011

Escóndeme.

"Escóndeme que el mundo no me adivine. Escóndeme como el tronco su resina, y que yo te perfume en la sombra, como la gota de goma, y que te suavice con ella, y los demás no sepan de dónde viene tu dulzura..." Gabriela Mistral.

martes, 27 de septiembre de 2011

domingo, 25 de septiembre de 2011

Ntvg ♥ Azul.

Absolutamente completa después de escuchar tanta belleza.











Sin palabras, Qué lindo sos Emiliano!!!

sábado, 17 de septiembre de 2011

Que siempre haya memoria para ellos.

Tibios, los recuerdos, se arremolinan en el alma y me llenan de sonrisas. Testigos fieles de luchadores que, sin armaduras, dejaron el corazón en el aula y siguieron vivos, radiantes. Artistas que pintaron sonrisas de colores, y que supieron mirar mucho más allá. Que confiaron en lo que teníamos para dar, porque uno no puede enseñar sin esperanzas de un mundo mejor.

Hoy, el eco de risas viejas me exige saludarlos. Porque alimentaron mis sueños, y me ayudaron a ver que todo el tiempo la vida es un juego que invita a luchar. Porque sostuvieron mi mano cuando mis pasos no eran seguros, y la soltaron cuando me creyeron lista, pero se quedaron a la vuelta de la esquina por si hacía falta una mirada amiga. Porque me enseñaron más de la vida que de manuales, y me dieron las herramientas para construir mi futuro. Porque fueron pacientes, y comprendieron que la realidad es transformable. Por eso les escribo.

A quienes me enseñaron que con el diálogo se crece y se conquista los cambios, a los que me propusieron dudar de mis certezas y abrieron la puerta a un sinfín de interrogantes. A quienes me dieron el espacio para ser, y me regalaron su ejemplo.

A los que ya no están, pero su recuerdo sigue.

A mis amigos profesores.

A los de ayer, y los de hoy.

¡Feliz día!

viernes, 12 de agosto de 2011

Palabras empalagosas

Agradecería tus dulces palabras, si no fuera porque sé que tú sabes que soy diabético. (Hector Ugalde UCH)

jueves, 11 de agosto de 2011

A destiempo



Llevaba tantos días sin hablar con nadie ni oír las noticias que no podía saber que los servicios de limpieza de la ciudad estaban en huelga. Cuando saltó desde la ventana del octavo piso fue a caer sobre una montaña de bolsas de basura. y ni siquiera tenía las llaves de su apartamento. (Tomás Onaindia)




Lo bueno, si breve, dos veces bueno

martes, 2 de agosto de 2011

Minimalista

Existe las tortas de cumpleaños, los fogones de campamento, las pirámides humanas.
Existe el mate del reencuentro, las hamacas paraguayas y los masajes en los pies, el piano, la alfombra de pasto de los parques, el sol de una mañana de verano.
Existen las caminatas bajo la lluvia, las medias de lana, y las siestas al sol.
Existen los abrazos que acarician el alma, el terciopelo, las bufandas, las canciones que parecen hablarnos, el helado, y el chocolate en invierno.
Existen los mimos en la panza, las tostadas y las pantuflas, las noches frías bajo las cobijas, el viento alegre, y las canciones de cuna... las caminatas nocturnas, el frío que no es frío, y los pies descalzos que marcan la arena.
Existe el jugo de naranja recién exprimido, los juegos de mesa, las risas que recorren el cuerpo, las nubes que nos atrapan, los dibujos en la pared. Las mandarinas, el tereré, los viajes largos, y las tarde frente al lago.
Existe la sinfonía del mar, los tesoros escondidos, las palabras inesperadas, tantas formas de abrazar...

Existen pequeñas delicias cotidianas que hacen que, a pesar de todo, el mundo sea un buen lugar.

domingo, 31 de julio de 2011

cosas insólitas

A que nadie se imagina salir una mañana y encontrarse con una oveja atada en su vereda?!?

la vida siempre te sorprende con algo nuevo :)

domingo, 24 de julio de 2011

Sobre la posibilidad de no existir

...es interesante contemplar la posibilidad de no existir... en un mundo en donde lo que no sucede por television no existe; en donde lo q no aparace en determinados programas periodisticos no ocurre; en lo que no es declarado por los noticieros de las radioemisoras no sucede, en un mundo en que el que no aparece en determinados programos no es un artista, ni es nada...y viendo quienes son realmente los que existen, puede extraerse una noción del precio que el existir presupone, porqe si para existir hay que resignarse a ciertas conductas... entoces habria que contemplar seriamente la posibilidad de resignarse a la inexistencia... 


Dolina

lunes, 18 de julio de 2011

I get high with a little help from my friends...



What do I do when my love is away? (Does it worry you to be alone?)
How do I fell by the end of the day (Are you sad because you'r  on your own?)





No, I get by with a little help from my friends...
mmm I get high with a little help from my friends...
mmm I'm gonna try with a little help from my friends....

viernes, 17 de junio de 2011

Alguien


Alguien cruza la calle fría y piensa en un recuerdo punzante, encoge los hombros, se abriga las orejas, y deja escapar una lágrima. Lejos, una muchacha levanta la vista y se sumerge en las últimas hojas que se aferran con uñas y dientes a la delgada rama de un viejo árbol. Un estómago resuena en el banco central de una lúgubre plaza, y un pequeño, que se esconde tras su bufanda, le acerca temeroso una bolsa con pan. Una lágrima, tres sonrisas.
Alguien deja todo en un abrazo y se va de viaje, con la mochila cargada de ilusiones y sueños nuevos, y la maleta atiborrada de perfumes de otra época, sonrisas escondidas y cosquillas olvidadas, no deja espacio para el miedo, y sin embargo éste logra aferrarse a la suela del zapato. Dos se encuentran en una esquina, y mientras sus muros los paralizan, entre sus miradas se erige un puente cómplice. Una duda se cae de un bolsillo roto. Una nube se traga al sol.
Un teléfono reproduce una mala noticia, un corazón se estremece, y pronto lo envuelve un abrazo amigo. Un silencio incómodo. Un silencio necesario. Siete palabras sin sentido. Alguien tose y ávidos microbios comienzan su gran hazaña. Un niño llora, y una pequeña le obsequia su chupetín. Un abuelo se sube al subibaja con su nieto, tomando impulso con su bastón. Un viento juguetón se enreda en la cabeza de una muchacha, una rodilla se llena de barro, un codo pequeño se raspa sin sangrar, dos manos se encuentran casi sin querer y se aferran con fuerza.
Alguien sube a un colectivo sin mirar atrás. Se escucha un suspiro, y un ruego se escapa de una boca atea. Lejos alguien busca cambio, y frente a la ausencia de monedas se guarda una bolsa con gomitas para su hermana menor. Alguien se sumerge en un llanto. Una alcancía explota. Alguien nace y llena de luz.
Una mano escribe ideas locas, un amortajamiento empaña una mirada. Una canción libera un corazón. La melancolía llega a un cuarto, y alguien le abre la ventana. Una hoja cae vencida. Dos se olvidan del frío. Alguien duerme. Alguien piensa en los kilómetros. Tres carcajadas vuelan. Un mate se vuelve abrigo. Un brillo especial resalta un par de ojos, y alguien sonríe al notarlo. Alguien piensa en hablar y las palabras se petrifican en su garganta. Del otro lado del mar alguien sonríe entre recuerdos. Un libro, una carta, una foto.
Una pelea, dos heridas. Un beso, una ilusión. Una caricia. Un mundo nuevo. Alguien, lejos, piensa en volver. Alguien piensa en un rincón. Alguien cree no pensar. Dos párpados se visten de plomo. En algún lugar alguien llega y otro espera y alguien más prende un cigarrillo.

No importa que tan fuerte cerremos los ojos, la vida no duerme.

miércoles, 8 de junio de 2011

Sin mate, entre sombras de ayer

El último sorbo de mate, frío y pensativo, se mezcla con la hojarasca de tu voz, y yo con los bolsillos rotos, esperando el minuto en que esa sombra deje de no ser, que se vuelva al fin tangible.

miércoles, 27 de abril de 2011

Dos se aman en secreto y a escondidas. No tienen 


tiempo, ni fotos, ni tardecitas, ni siquiera planes



pueden tener. Sus caricias son desesperadas como


 
las primeras y tristes como las ultimas, hoy sin 



embargo no se abrazan. Él no puede elegirla, ella



llora y nadie nunca lo sabe.


Agarrate Catalina.

martes, 26 de abril de 2011

martes, 29 de marzo de 2011

Del otro lado, Francisco Urondo.


Cuando estuvimos desesperados, alguien
contó la historia.

No se la puede escuchar serenamente, tiemblan
las manos, el corazón se encoge de dolor;
da un poco de miedo mirar a la gente, detenerse.

Ocurre lo de siempre.
Estábamos perdidos y la historia era confusa. Nada
tenía que ver con la certeza, ni
con el muslo de la bataclana. No
intervinieron traiciones; no es
una vulgar historia de fervores o de mantenidas.

Tu mano es necesaria para sobrellevarla. También
aquella vez (siempre aquella vez) apagaron
las luces y fue necesaria la presencia de tu mano.

Nos apretamos las manos en la sala impenetrable, temblamos
ante la cólera que aún no se había manifestado, que nunca
llegaría a marcarnos como sospechábamos, sino
de otra manera. Nuestras manos
procuraban ordenar el temblor, dominar el doloroso pánico;
y todo porque Humphrey Bogart había resucitado.

Estábamos perdidos en aquel
cine y él no era como el redentor; su cruz
no era un mandato, era
la inteligencia del hombre, era la resurrección
de la ciencia y de nuestros queridos finados.

Hace mucho que nos pasó esto; la mano
fría del cadáver impenitente
rozaba los sueños,
acariciaba nuestros tiernos rostros despavoridos.

Desde aquella vez no sabemos qué hacer con las historias,
con los muertos que no aceptan su desdichada condición, no
sabemos qué hacer con el miedo; no sabemos
encontrar nuestras manos, nuestra
tristeza. El mundo inconsistente.

Hubo muchas anécdotas como ésta ¿Quién
no tiene cosas horribles que contar? ¿Quién no tiene
su historia? Pero nadie supo qué decir, nadie supo
qué hacer, cuando alguien contó la historia.

Seguramente al escucharla buscarás una mano; será
como antes, pero enseguida
intentará olvidar que estuvimos tristes o asustados.

Tampoco sabrás qué decir cuando se haga tarde; lo de siempre:
tendrás ganas de llorar, y nada más.

Nadie esperaba una historia como ésta, tan lamentable ¿Por qué
no llorar entonces? ¿Por qué no perderse en la
      espesura de la sala?

Se derramará sobre tu memoria,
como el alcohol que se vuelca entre los nervios y la madrugada;
la historia sobrevolará tu linda cabecita,
será un cuervo que sacudirá tus entrañas corrompidas,
que despeinará cariñosamente tu pelo.

lunes, 21 de febrero de 2011

domingo, 20 de febrero de 2011

La Revolución

En mi habitación la cama estaba aquí, el armario allá y en medio la mesa. Hasta que esto me aburrió. Puse entonces la cama allá y el armario aquí.
Durante un tiempo me sentí animado por la novedad. Pero el aburrimiento acabó por volver.
Trasladé la mesa allá y la cama en medio. El resultado fue inconformista.
La novedad volvió a animarme, y mientras duró me conformé con la incomodidad inconformista que había causado. Pues sucedió que no podía dormir con la cara vuelta a la pared, lo que siempre había sido mi posición preferida.
Pero al cabo de cierto tiempo la novedad dejó de ser tal y no quedó más que la incomodidad.
Así que me puse la cama aquí y el armario en medio.
Esta vez el cambio fue radical. Ya que un armario en medio de una habitación es más que inconformista. Es vanguardista.
Pero al cabo de cierto tiempo...Ah, si no fuera por ese "cierto tiempo". Para ser breve, el armario en medio también dejó de parecerme algo nuevo y extraordinario.
Era necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión terminante. Si dentro de unos límites determinados no es posible ningún cambio verdadero, entonces hay que traspasar dichos límites. Cuando el inconformismo no es suficiente, cuando la vanguardia es ineficaz, hay que hacer una revolución.
Decidí dormir en el armario. Cualquiera que haya intentado dormir en un armario, de pie, sabrá que semejante incomodidad no permite dormir en absoluto, por no hablar de la hinchazón de pies y de los dolores de columna.
Si, ésa era la decisión correcta. Un éxito, una victoria total. Ya que esta vez "cierto tiempo" también se mostró impotente. Al cabo de cierto tiempo, pues, no sólo no llegué a acostumbrarme al cambio - es decir, el cambio seguía siendo un cambio-, sino que , al contrario, cada vez era más consciente de ese cambio, pues el dolor aumentaba a medida que pasaba el tiempo.
De modo que todo habría ido perfectamente a no ser por mi capacidad de resistencia física, que resultó tener sus límites. Una noche no aguanté más. Salí del armario y me metí en la cama.
Dormí tres días y tres noches de un tirón. Después puse el armario junto a la pared y la mesa en medio, porque el armario en medio me molestaba.
Ahora la cama está de nuevo aquí, el armario allá y la mesa en medio. Y cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fui revolucionario.

Sławomir Mrożek

miércoles, 9 de febrero de 2011

Los Gamines

1969
Bogotá

Tienen la calle por casa. Son gatos en el salto y en el manotazo, gorriones en el vuelo, gallitos en la pelea. Vagan en bandadas, en galladas; duermen en racimos, pegados por la helada al amanecer. Comen lo que roban o las sobras que mendigan o la basura que encuentran; apagan el hambre y el miedo aspirando gasolina o pegamento. Tienen dientes grises y caras quemadas por el frío.
  Arturo Dueñas, de la gallada de la calle Veintidós, se va de su banda. Está harto de dar el culo y recibir palizas por ser el más pequeño, el chinche, el chichigua; y decide que más vale largarse solo.
  Una noche  de éstas, noche como cualquier otra, Arturo se desliza bajo una mesa de restorán, manotea una pata de pollo y alzándola como estandarte huye por las callejuelas. Cuando encuentra algún oscuro recoveco, se sienta a cenar. Un perrito lo mira y se relame. Varias veces Arturo lo echa y el perrito vuelve. Se miran: son igualitos los dos, hijos de nadie, apaleados, puro hueso y mugre. Arturo se resigna y convida.
  Desde entonces andan juntos, patialegres, compartiendo el peligro y el botín y las pulgas. Arturo, que nunca habló con nadie, cuenta sus cosas. El perrito duerme acurrucado a sus pies.
  Y una maldita tarde los policías atrapan a Arturo robando buñuelos, lo arrastran a la Estación Quinta y allí le pegan tremenda pateadura. Al tiempo Arturo vuelve a la calle, todo maltrecho. El perrito no aparece. Arturo corre y recorre, busca y rebusca, y no aparece. Mucho lo llama y nada. Nadie en el mundo está tan solo como este niño de siete años que está solo en las calles de la ciudad de Bogotá, ronco de tanto gritar.

 
Particularmente me gusta mucho leerlo a Galeano, pero este escrito me puso la piel helada, me revolvió las entrañas y me plantó una cuestión en la cabeza que no deja de ahondar mis pensamientos... si esta realidad, que en su momento fue bien vivida, porque no se puede escribir de aquello que uno no ve, no siente o no desea... si esta realidad se vivía en las calles colombianas allá por 1970... qué nos queda hoy? qué hacemos con todas esas panzas vacías, esas miradas tristes que llenan la calle como adoquines? Cómo llenamos el hueco de tantos estómagos inflados de ilusiones? Qué estamos haciendo mientras afuera, en cada ciudad, sin importar el país... las frazadas que cobijan a las almas descalzas son con suerte un par de cartones, algún que otro diario, y miles de estrellas...

NI UN PIBE MENOS, POR FAVOR!

sábado, 29 de enero de 2011

hey, soul sister...

Habrá que agitar los colores, abrir la jaula y aprender volar...
Qué torpe soy para despedirme sin un papel a mano. Tengo la suerte de que entiendas el idioma de miradas y silencios, que forman parte esencial en nuestro diálogo. Te quiero con toda el alma, y te deseo lo mejor con estos alemanes... Gracias, y nos vemos en un año!

Hasta pronto!

martes, 18 de enero de 2011

Básicamente así respiro

Creo que nunca me presenté más allá de mis delirios escritos... sepan que hay mucho más caos dando vuelta por los pasillos de mi vida. 


mi habitación, mi escondrijo.



mi compañera infalible


Un tanto disparatada la forma de presentar el último ataque artístico jaja


esta foto, al menos para mí, resume todo.


el caos de mi pieza!!!

Saludos, Anne.

viernes, 14 de enero de 2011

Como la cigarra

Una nota realmente maravillosa, en memoria de María Elena Walsh, a quien muchos la recordaremos en esas canciones que traemos en la piel desde los primeros pasos, y las primeras caídas.

"A ella fue que le dijeron que un ladrón es vigilante y otro es juez y que dos y dos son tres. Me lo transmitió entre sueños y muñecas cuando yo aún no tenía en claro ni el suelo que pisaba. Pero supe antes de conocer el color de mis ojos que debía cuidarme del vigilante y del juez y que nunca me iban a convencer de que la vida se siente y se vive con llaneza matemática.

El día en que me advirtió, con música festiva como para disimular, que mañana se lo llevan preso a un coronel por pinchar a la mermelada con un alfiler, supe que los monstruos a temer no eran los que yo imaginaba saltando de los roperos cuando me apagaban la luz o sacando por debajo de la cama una mano que me atrapaba las canillas. Los monstruos eran otros y estaban allí, en las esquinas confiadas y en los retoños de las revoluciones. Para cortar las cabezas de los sueños, una por una y en fila y dejar al futuro decapitadito y solo. Sin nosotros, todos mudos y desaparecidos. Pinchar a la mermelada con un alfiler era como asomarme la infancia al primer dedo de la perversidad. Cuarenta años después de que ella me lo dijera empezaron a llevarse presos a los coroneles y a los generales por torturas atroces que nacieron, acaso, desde el alfiler en la mermelada. Y terminaron en las parrillas humanas del infierno.

La amo por tantas cosas que entran en una cajita de fósforos. Que como todo sabio conoce, son infinitas e insondables. Por cascarrabias, por ermitaña, por negarse –con la dignidad opinable y ofendida con que lo hizo mi madre- a mostrarse en silla de ruedas por la vida. Por cantarme la infancia, la de mis amigos, la de los hijos de mis amigos, la de los nietos de mis amigos. Porque supo definir el corte brutal entre el amor y la preservación de la vida que impusieron los monstruos a golpe de guillotina: porque dijo que me duele si me quedo pero me muero si me voy. Y tantas veces también me moría si me quedaba. Me mataban si me quedaba. La amo por tantas cosas que le puedo perdonar sin un mínimo esfuerzo sus rabietas, sus renuncios, sus intolerancias, su ceño fruncido ante alguna reivindicación indiscutible.

Ella fue la que me contó una vez de una tortuga que quería hacerse un lifting en Europa por amor. Cuando nadie pensaba en plancharse el tiempo en la cara. Y ella tardó tanto en volver que el tiempo, pertinaz, le volvió al gesto resignado. Porque el tiempo es la marca implacable en la piel de las dudas, las tragedias y los mosaicos felices que pisamos.

Por eso le hacía decir a Osías –que así se llama mi propio oso dorado, sépanlo los que creen que los osos se marchan cuando una crece- quiero tiempo pero tiempo no apurado, tiempo de jugar que es el mejor. Por favor, me lo da suelto y no enjaulado adentro de un despertador. Los osos, es bueno revelarlo de una vez, se agrupan clandestinos alrededor de los niños que se mueren, de los que no alcanzan a vivir un año porque les faltó agua pura, leche, nutrientes y abrigo. De los que se caen como frutos tempranos en los arrabales de la tierra, en Misiones o en Formosa, en Salta o en Matanza. De los que aspiran bolsitas o los atrapa la policía, con la indefensión de la mermelada ante el alfiler. Ella, sin decir nada, hizo a Osías para pelusearles la panza cuando parece que el mundo es un ocaso inexorable y el país olvida a sus pibes alambrados afuera del porvenir.

Tan chiquita y debilucha era yo por los sesenta, cuando ella les advertía a las palomasque la Plaza de Mayo no es buen lugar,porque nunca se sabe cuándo va a desbandarlas el temporal. Les decía, a las pobres, que nunca aprendieron la lección, que el que vive por las cornisas temprano aprende a temblar. Como nosotros, las palomas se atrevieron a plantarse y a sobrevolar el peligro, aunque la rama de olivo y de laurel se les cayera sistemáticamente del pico cuando la tormenta se les venía encima. Ella les dijo allá, por los sesenta, que se fueron los cazadores y que ya nunca van a volver. Pero volvieron, volvieron tan feroces que la propia paloma sin olivo quedó crucificada en la pirámide y las viejas alrededor, de pañales blancos en la cabeza, resistiendo a los cazadores para que el regreso fuera, ahora sí, nunca más.

En realidad, todo este canasto de palabras es para aclarar que no me pienso creer ni loca lo que me mintieron en la radio. Si ella misma lo dijo y todos lo sentimos y lo cantamos y lo resignificamos para nuestra propia historia personal y colectiva. Si ella ya lo advirtió. Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando. Yo canté con ella y me dije y me grité que gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal porque me mató tan mal, y seguí cantando.

Porque ella nos convenció de que tantas veces nos borraron, tantas desaparecimos y volvimos después de nuestro propio entierro. Solos y llorando. Pero vivos. Con los harapos de los sueños y las revoluciones. Con los brotes en los huesos. Vivos y en pie. Cantando al sol."

Por Silvana Melo.

domingo, 9 de enero de 2011

Epitafio de Seikilos

ὅσον ζῇς, φαίνου, μηδὲν ὅλως σὺ λύπου•
πρὸς ὀλίγον ἐστὶ τὸ ζῆν, τὸ τέλος ὁ χρόνος ἀπαιτεῖ

"Mientras estés vivo, brilla; no dejes que nada te entristezca más allá de la medida
porque corta es la vida por cierto, y su retribución el tiempo exige."

El epitafio de Seikilos es un fragmento de incripicón epigráfica griega que fue hallado en una columna de mármol colocada sobre la tumba que había construído Seikilos para su espos Euterpe. La estela funeraria data desde el primer siglo después de Cristo, y contiene un manuscrito que constituye un ejemplo de la forma de composición musical griega, consagrándose como la melodía escrita más antigua que se conoce. Realmente bello.

miércoles, 5 de enero de 2011

Hipócritas al opinar ♫

No sé qué duele más, si saber que todas las palabras en las que confiabas estaban vacías y encadenadas a una traición; o que de la misma manera, en la otra punta, estaba tu amiga, ciega como vos... pasando por lo mismo que vos.

Digamos que no es un gran arranque del año, pero la verdad, sólo duele al principio... era hora del extirpe.


lunes, 3 de enero de 2011

Me acordé...

Me acordé de los días en los que el reloj dormía, de las tardes eternas, del pasto, la arena.

Me acordé de la música que sin buscar encontramos, de los días dorados, del frío ignorado. De las miradas, que en silencio entendían, de las risas más pavas que en clase surgían.

Me acordé de las noches mientras el resto dormía, de las cenas, las salidas.

Sin querer me acordé de peleas, de abrazos y lágrimas que disculpas clamaban. Me acordé de dibujos, de imitaciones, papelitos de conversaciones... y ahí nomás largué la carcajada.

Me acordé de esas palabras doradas, que atesoro en mi alma. de los consejos, de los bostezos, de los viajes, las canciones, los escritos, los caprichos..

Me acordé de las tortas deformes, de las pizzas caseras, las pelis, los gritos, y esas noches eternas. De los amargos entre el pasto, de las caminatas, las corridas, la ironía. de los llantos más tontos, y algunos otros vestidos de razón.

me acordé del sonido del piano, de la necesidad de esas notas...

me acordé del conser, y ese otro mundo que conocí.

me acordé, simplemente de lo que me hace bien.

de mis amigos, los de antes, los de ahora, los de siempre.