jueves, 23 de diciembre de 2010

No calentarum largum vivirum

Es evidente que con la humanidad no nos llevamos del todo bien, que por empeño que se le ponga, existen fallas que nos [me] sacan de quicio. Posiblemente la rayada sea yo, la que aborrece la rutina, y que el simple hecho de hacer dos o tres veces el mismo camino aburre, y ya se busca otra alternativa.


Está bien, admito que la que detesta el ruido bulliciosamente molesto de los autos, el sol que pega fuerte en el cemento, el olor a insecticida o el humo que brota al quemar pasto, soy yo. Pero hay otras mentes rayadas dando vuelta por la ciudad, arrinconándose en el parque, para sentir un poco más de vida. Hay otras personas que detestan tantas cosas (e incluso más) que yo.


Y uno puede que se amolde al ritmo de caminata del acompañante, pero llega un momento en el que si tenes ganas de correr o de sentarte un rato, decís chau y haces la tuya.


Lo bueno es cuando te encontras con otra mente retorcida, y encontras similitudes, coincidencias casi efímeras, pero bien significativas, y ahí el delirio es lo que une, es ese lazo invisible que no lleva reloj en la muñeca, ni en el bolsillo, ni es consciente del tiempo. Y a sí se transita mejor, acompañado de esas personas que si tienen ganas de escupir el jugo que tomaban, por placer de sentir esa adrenalina al llenar todo de líquido salivoso... lo hacen, y si tienen que decirte que tenés una cara muy fea, no tienen ni timidez ni estupor.

A veces es necesario romper las estructuras, y quedarse flotando un rato solo, hasta encontrarse, y encontrar a otros entes, otra gente, que mezclada de estrellas te llevan al limbo.


No hay necesidad de aferrarse a los cardos, espinas hay en todos lados, pero con el caminar nacen los callos y se vuelve más amena la caminata. Y repito, cuando el delirio se comparte, sea en una charla, un dibujo o un mate, la vida, eso a lo que se le llama vida, tiene otro sabor.

1 comentario:

  1. Lo lindo de encontrar gente como uno, con quien uno puede compartir todo tipo de cosas sin pudor alguno, con quien uno puede ser uno mismo sin tapujo alguno, que comodidad, que lindo :).

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